25/10/14

Desde el interior de una cámara.


La cultura no es un viejo baúl en el que podemos guardar memorias, tradiciones y objetos valiosos, sino que pertenece a la vida cotidiana del hombre. Sale de todo marco institucional en el que suele ser reglamentada para acompañar la existencia humana.  

En Cuba a veces suele confundirse el sentido de la cultura y entonces pasa a ser resumida en tabaco, ron, música, playa y religiones afrocubanas. La cultura no se queda, incluso, ni en las artes, atraviesa costumbres, ideas, espiritualidades, maneras de vivir y comportamientos. Desde esta mirada es que fue organizada la exposición Cultura y nación. Un enfoque desde la video creación cubana en la galería Pixel del Circuito para la exhibición, el desarrollo y la investigación de los nuevos medios (CEDINM).

La muestra invita a pensar cómo vemos y pensamos nuestra nación desde la reflexión de creadores cubanos. Las veinte obras, exhibidas en distintas ediciones del FIVAC, discursan sobre dudas, esperanzas, aspiraciones y formas de ser de quienes habitamos este archipiélago, que tienen puntos de contactos con otras maneras de decir, porque también habitamos un mundo que no solo está rodeado por agua.

El espectador no encontrará allí lo que está acostumbrado a ver como cultura cubana y quizás hasta podría pensar en lo alejado que está el videoarte de eso que llamamos cubanía. Pero es que no podemos ceñir el espíritu de un pueblo a estructuras rígidas.

Por muy reciente que resulte la videocreación en Cuba y aunque no podamos hablar de que posea un tradición histórica, tiene particularidades que están marcadas por las condiciones de la propia Isla y la formación de los artistas dentro y fuera del país. En cada una de estas obras  está un ejercicio del pensamiento particular, pero que a la vez forma parte de ideas que atraviesan toda la cultura cubana.

Hasta el 10 de noviembre la galería Pixel deja abierta la invitación para acercarnos a la videocreación cubana de los últimos años, desde un discurso que ayuda alejar estigmas que asfixian nuestra cultura.

Por Susana Vázquez Vidal

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